En realidad son cosas que a priori dan la impresión de ser demasiado sencillas e incluso demasiado comunes para según que personas...
No me estoy refiriendo a muebles caros, ni baratos, ni tampoco al televisor, el sofá o la cama que tanto echamos de menos cuando nos encontramos lejos de nuestra propia vivienda...
Estos objetos, muebles, elementos o llámenlos como quieran, en realidad no tienen ningún significado real ni mucho menos de valor, los compré porque me gustaban en su día y los necesitaba, nada más, tarde o temprano sé que los tiraré, abandonaré o sencillamente los dejaré en el mismo sitio donde están cuando me vaya, si es que me tengo que ir algún día, quien sabe...
Son elementos muy diferentes, elementos pequeños que sabes, crees o piensas que te van a acompañar toda la vida...
Como en cualquier faceta de la vida, nunca se sabe que puede depararnos el futuro o el destino, y mucho menos, que ocurrirá con todas esas cosas que tanto queremos conservar, vayamos a donde vayamos...
He visto muchas veces en las películas cuando echan a alguien del trabajo o cuando se tienen que ir de su casa por la circunstancia que sea solamente con una caja de cartón debajo del brazo...
Siempre me he preguntado a mi mismo, la importancia que tiene que tener para esa persona esa insignificante caja, que tiene que haber dentro para que entre tantas cosas que podría haber elegido, hayan sido exactamente esas, y no otras...
Si pudiéramos descubrir lo que contienen todas esas cajas, posiblemente encontraríamos la historia de cada uno a lo largo de su larga o corta vida, objetos de diferentes épocas, cartas actuales o antiguas, libros de la infancia, simples pulseras de hilo o de cuero, relojes, collares, fotos, música, cuadros, peluches, postales, regalos, aromas, detalles, agua de algún lugar del mar, flores secas, piedras o simplemente granos de arena...hasta la cosa más pequeña e insignificante que podamos imaginar, todo valdría para según que personas introducirlas dentro de su particular caja...
Todo se resume en el significado que le da cada persona a esa cosa u objeto en concreto...
Para bien o para mal, siempre son recuerdos, los guardamos por algo, lo vemos y constantemente se nos viene algo a la cabeza, a veces es añoranza, tristeza o dolor, pero la mayoría de las veces es alegría y felicidad, son buenos momentos, épocas vividas que no se quieren olvidar, recuerdos de gente que se han ido antes de hora, recuerdos y regalos de gente que sabes que están y siempre estarán, te ocurra lo que te ocurra, recuerdos incluso de personas que ya no tienes ningún contacto, o mucho menos de lo que desearías, pero al fin y al cabo, recuerdos que no quieres olvidar...
Yo ya tengo una caja de esas a las que me estoy refiriendo, una caja donde dentro tengo varias cosas con un gran significado para mi, otras tantas que siguen expuestas en algún lugar, colgadas de las paredes o apoyadas en una insustancial estantería, cosas que siguen esperando si llegara el caso a entrar en esa caja, cosas pequeñas pero muy valiosas a la vez...
Pero si llegara ese supuesto caso, necesitaría una segunda caja de esas de cartón sin ninguna importancia para introducir esa primera caja tan especial a la que me estoy refiriendo, porque esa sencilla y discreta caja que ya tengo, es una de esas pequeñas cosas de las que no querría ni desearía desprenderme jamás, como me ocurre con otras muchas cosas más que quiero conservar...
Este lunes me llevé una sorpresa muy grata, tanto yo como mi mejor aliado en este caso, en "teoría" dicen que es "ayudante de entrenador", en este caso mío, pero os puedo asegurar que es un "entrenador" como la copa de un pino, y un instructor y educador de niños como pocos he conocido...
Comenzaba el entrenamiento cuatro o cinco minutos más tarde de lo normal, tiempo suficiente para desestabilizar un entrenamiento preparado en el corto tiempo disponible que nos brindan, todos ellos (los niños) desperdigados por media pista de hielo (la que nos corresponde por categoría), patinando como si se fuera a acabar el mundo en dos días, controlando los pucks a la vez que intentan probar cosas nuevas, dribrando conos, ruedas, chinos, tirando a las vallas mirándonos de reojo antes de que pite y tengan que dejarlas para cuando realmente las utilicemos en los ejercicios correspondientes, si por ellos fuera, estarían así toda la hora, minutos después, decido empezar lo antes posible para poder organizar el material lo antes posible, pito con el silbato para reunir a todos los niños en una esquina como siempre y explicarles y seguidamente demostrarles el ejercicio técnico individual que queríamos que desarrollaran, pero algo no iba bien, nadie me atendía, tenían la cabeza en otro sitio, esto suele ser normal de vez en cuando, tengo que ser rápido y concreto a la hora de explicarles algo, a los niños no le gustan las charlas en general y mucho menos cuando están todos ellos con los patines puestos sintiendo el hielo, su capacidad de atención se reduce a muy pocos segundos, ellos quieren patinar, sentir el puck con su stick, notar esa sensación de velocidad encima de unas cuchillas en un terreno de hielo, pero como decía antes, algo pasaba fuera de lo normal, los niños miraban a todos los lados, como buscando a alguien o a algo, "ves a cogerlo" decía uno, "ves tu que lo tiene tu mamá" decía otro, "hay que dárselo a los dos ahora", en realidad, era todo un desconcierto total, ni Jaime ni yo sabíamos por donde iban los tiros, no entendíamos nada de lo que estaba ocurriendo en esos momentos, yo pensaba, a este paso se nos va a acabar el entrenamiento y ni hemos empezado con el ejercicio de calentamiento, pero algo lindo iba a ocurrir y cosas así merecen la pena perder el tiempo que fuera o fuese necesario...
Varios niños se acercaron al otro lado de la pista, junto con otro crack que nos ayuda cuando puede en los entrenamientos; "Santi", (un tío muy grande en todos los sentidos y un placer enorme el haberle conocido...), donde recogieron una bolsa con algo dentro, seguidamente volvieron al grupo y se juntaron con los demás compañeros para entregárnosla...
Abrimos la bolsa y sacamos lo que había dentro...
Algo sencillo pero muy valioso...
Si hubiera podido decir algo, lo hubiera dicho...
Pero yo no valgo para estas cosas...
Veía las expresiones de sus caras...
Sentía que lo habían hecho de verdad...
Y pocas cosas más valen tanto...
Hay veces que las palabras se quedan en plata y los silencios se convierten en oro...
Será porque llevo poco en este nuevo mundo para mi, será porque son los primeros con los que he empezado esta nueva etapa de mi vida, o será porque me he dado cuenta que no hay nada mas gratificante en esta vida que tratar y poder trabajar con niños...
Espero estar en esto muchos años, sé que unos vienen, otros se quedan y otros muchos se van, es como tiene que ser, la vida seguirá para todos, pero sé que de cada uno de ellos me quedo con un pedacito para mí...
Este obsequio, igual que la pulsera del año pasado, me recordará largo tiempo esta dura pero a la vez gratificante etapa de mi vida...
Tengo muchas cosas que olvidar en estos últimos años, pero otras muchas más, que jamás las quisiera olvidar...
Porque si alguien esta aprendiendo de todo esto, tanto de entrenador como de persona, os aseguro a ciencia cierta, que ese soy yo...
Solamente puedo decir... MUCHAS GRACIAS...
Lo guardaré conmigo a donde vaya...
Sois muy jóvenes y pequeñitos...
Pero muy GRANDES a la vez...
Y con unos "PAPAS" más que GENIALES...
Equipo Sub-9 2011/2012...
Firmas y dorsales de todos los niños...
Algo muy valioso...
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Ubicación momentánea...
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